Fragilidad y sarcopenia

Dr. Rubén Alcantud, geriatra

¿Qué son la fragilidad y la sarcopenia?

La sarcopenia es una enfermedad progresiva y generalizada del músculo esquelético caracterizada por una disminución de la masa, fuerza y función muscular asociada al envejecimiento. 

La fragilidad es un síndrome geriátrico caracterizado por pérdida de peso, cansancio, debilidad, marcha lenta y disminución de la actividad física.

¿Es lo mismo sarcopenia que fragilidad?

No son exactamente lo mismo, pero están estrechamente relacionadas:

La sarcopenia se considera un componente clave de la fragilidad que se enfoca específicamente en la pérdida de masa y función muscular, mientras que la fragilidad es un síndrome más amplio que incluye otros aspectos como la pérdida de peso y el cansancio.

¿Cuáles son las causas de estos problemas?

Las principales causas de la sobre las que podemos actuar incluyen:

  • Inactividad física. 
  • Malnutrición y déficit de proteínas
  • Déficit de vitamina D
  • Enfermedades mal controladas. 
  • El uso excesivo de medicamentos.
  • La falta de interacción social puede llevar a menor actividad física y deterioro funcional.
  • Factores psicológicos como depresión o ansiedad pueden conducir a menor actividad.

¿Cuáles son los primeros síntomas de la sarcopenia y fragilidad?

 

  • Debilidad muscular constante.
  • Dificultad para realizar actividades habituales, como levantarse de una silla o subir escaleras.
  • Pérdida de peso no intencional.
  • Fatiga y cansancio frecuentes.
  • Marcha lenta o dificultad para caminar.
  • Disminución de la fuerza.
  • Caídas.
  • Dificultad para mantener el equilibrio y la estabilidad.

¿Cuáles son las posibles consecuencias?

  • Mayor riesgo de caídas y fracturas.
  • Discapacidad física y pérdida de independencia para realizar actividades de la vida diaria.
  • Aumento de hospitalizaciones y estancias hospitalarias prolongadas.
  • Disminución significativa de la calidad de vida.
  • Mayor vulnerabilidad frente a enfermedades y lesiones.
  • Aumento del riesgo de desarrollar osteoporosis.
  • Incremento de la mortalidad.
  • Mayor dependencia de terceros para actividades cotidianas.

1.

¿Cuándo debería consultar con un geriatra?

 

  • Cuando se observa debilidad muscular constante al realizar movimientos cotidianos, como levantarse de una silla o de la cama.
  • Si se experimenta una pérdida de peso no intencional sin motivo aparente.
  • Cuando se nota una pérdida de fuerza paulatina que se prolonga en el tiempo.
  • Si hay dificultad creciente para realizar actividades físicas habituales, como subir escaleras.
  • En caso de presentar fatiga y cansancio frecuentes.
  • Si se observa una marcha más lenta o dificultad para caminar.
  • Si se experimenta una mayor propensión a las caídas.
  • En caso de dificultad para mantener el equilibrio y la estabilidad.

2.

¿Qué pruebas se suelen solicitar para su valoración y diagnóstico?

Las principales pruebas incluyen:

  • Medición de fuerza muscular.
  • Test de velocidad de la marcha.
  • Pruebas de rendimiento físico.
  • Medición de masa muscular mediante densitometría ósea.
  • Cuestionarios de valoración funcional. 

 

Ambas condiciones, si se prolongan en el tiempo, pueden disminuir considerablemente la calidad de vida, por lo que es fundamental un diagnóstico precoz

La consulta de Geriatría permitirá realizar una evaluación integral y, en caso necesario, iniciar intervenciones tempranas para prevenirlas y revertir la progresión de ambas condiciones.

10 Recomendaciones para prevenir y tratar la sarcopenia y la fragilidad

  1. Realizar ejercicio físico regular, especialmente de resistencia: Se recomienda realizar ejercicios de resistencia al menos 2-3 veces por semana, incluyendo levantamiento de pesas, uso de bandas elásticas o ejercicios con el propio peso corporal y complementarlo con ejercicios aeróbicos como caminar.
  2. Seguir una dieta equilibrada rica en proteínas: Una ingesta adecuada de proteínas es esencial para mantener la masa muscular. Además, es importante distribuir la ingesta de proteínas a lo largo del día, incluyendo fuentes como carnes magras, pescado, huevos, lácteos y legumbres.
  3. Mantener una adecuada ingesta calórica: Es crucial asegurar un aporte calórico suficiente para evitar la pérdida de peso no intencional. 
  4. Considerar suplementos proteicos, cuando sea necesario: En casos de dificultad para alcanzar los requerimientos proteicos a través de la dieta, se pueden utilizar suplementos proteicos bajo supervisión médica. 
  5. Asegurar niveles adecuados de vitamina D: La vitamina D es esencial para la salud ósea y muscular. Se recomienda la exposición solar moderada y el consumo de alimentos ricos en vitamina D. En muchos casos, puede ser necesaria la suplementación oral.
  6. Evitar el sedentarismo y la inactividad prolongada: Es importante reducir el tiempo sentado o acostado, realizar tareas domésticas y mantener un estilo de vida activo en general. Incluso pequeñas actividades como jardinería o pasear pueden marcar la diferencia.
  7. Controlar las enfermedades crónicas: El manejo adecuado de enfermedades crónicas como diabetes, hipertensión o enfermedades cardíacas es fundamental para prevenir la sarcopenia y la fragilidad. 
  8. Revisar la medicación con su geriatra: Algunos medicamentos pueden contribuir a la pérdida de masa muscular o aumentar el riesgo de caídas. Es importante revisar periódicamente la medicación con su geriatra para ajustar las dosis o considerar alternativas si es necesario.
  9. Mantener una buena hidratación: La hidratación adecuada es esencial para el funcionamiento muscular y la salud general.
  10. Participar en actividades sociales: El aislamiento social puede contribuir a la inactividad y el deterioro físico y cognitivo. La interacción social no solo mejora el estado de ánimo, sino que también fomenta la actividad física y mental.
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