Agresividad en personas mayores

Dr. Rubén Alcantud, geriatra

Agresividad en personas mayores

La agresividad en personas mayores es una conducta caracterizada por acciones o palabras hostiles, que puede manifestarse de forma verbal o física

Es una respuesta a diversos factores y un gran desafío tanto para los afectados como para sus cuidadores y familiares. 

¿Cuáles son las causas?

Las principales causas de la agresividad en personas mayores incluyen:

  • Enfermedades como demencia, Alzheimer o trastornos mentales.
  • Dolor físico o malestar no expresado.
  • Frustración por pérdida de independencia.
  • Efectos secundarios de medicamentos.
  • Desorientación y confusión.
  • Ansiedad o depresión.
  • Cambios en el entorno o en su rutina.

¿Cuáles son los primeros síntomas?

Los primeros síntomas de agresividad en personas mayores pueden incluir:

  • Irritabilidad y cambios de humor repentinos.
  • Lenguaje ofensivo o amenazas verbales.
  • Resistencia al cuidado o a recibir ayuda.
  • Acusaciones infundadas hacia familiares o cuidadores.
  • Destrucción de objetos.
  • Gestos amenazantes.

¿Cuáles son las consecuencias?

Las consecuencias de la agresividad en personas mayores pueden ser:

  • Deterioro de las relaciones familiares y sociales.
  • Aumento del estrés en cuidadores y familiares.
  • Riesgo de lesiones para el anciano y quienes lo rodean.
  • Aislamiento social.
  • Posible necesidad de cambios en el cuidado o entorno del anciano.
  • Institucionalización en una residencia.

1.

¿Cuándo debería consultar con un geriatra?

Se debe consultar con un geriatra cuando:

  • La agresividad es frecuente o intensa
  • Hay riesgo de daño físico para el anciano o los cuidadores
  • Los cambios de comportamiento son repentinos o inexplicables
  • Las estrategias de manejo en casa no son efectivas
  • La calidad de vida del anciano o los cuidadores se ve seriamente afectada.

 

Su geriatra puede ayudarle a identificar las causas subyacentes y desarrollar un plan de tratamiento adecuado, considerando tanto los aspectos médicos como emocionales del paciente.

2.

¿Qué pruebas se suelen realizar para su diagnóstico?

Para evaluar la agresividad en ancianos, se pueden solicitar:

  • Examen físico completo
  • Evaluación neurológica
  • Pruebas de laboratorio (análisis de sangre, orina)
  • Evaluación psicológica o psiquiátrica
  • Pruebas de imagen cerebral (TAC o RMN) si hay sospecha de causas orgánicas
  • Revisión de medicamentos y posibles interacciones.

10 Recomendaciones para cuidadores de personas mayores con agresividad

1. Mantenga la calma y no tome la agresividad como algo personal. Recuerde que la agresividad suele ser un síntoma, no una elección deliberada. Mantenga un tono de voz tranquilo. Su serenidad puede ayudar a mejorar la situación.

2. Identifique los desencadenantes de la agresividad. Observe y anote las circunstancias que preceden a los episodios agresivos. Pueden ser situaciones, horas del día, o actividades específicas. Conocer estos patrones le permitirá anticiparse y prevenir futuros incidentes.

3. Establezca una rutina diaria predecible. Cree un horario consistente para las actividades diarias como comidas, baño y descanso. La previsibilidad puede reducir la ansiedad y confusión que a menudo conducen a la agresividad.

4. Comuníquese de manera clara y sencilla. Use frases cortas y simples. Hable despacio y con claridad, manteniendo el contacto visual. Evite discutir o razonar excesivamente, ya que esto puede aumentar la frustración.

5. Proporcione un entorno seguro y cómodo. Asegúrese de que el ambiente sea tranquilo y libre de estímulos excesivos. Reduzca el ruido y el desorden. Considere usar iluminación suave y música relajante para crear una atmósfera calmada.

6. Fomente la actividad física y mental adecuada. Incorpore ejercicios suaves y actividades mentales estimulantes en la rutina diaria. Esto puede ayudar a reducir el estrés y mejorar el estado de ánimo, disminuyendo la probabilidad de comportamientos agresivos.

7. Asegúrese de que el anciano reciba atención médica regular. Programe revisiones médicas periódicas para descartar problemas de salud que estén provocando esta situación o efectos secundarios de medicamentos que puedan estar contribuyendo a la agresividad.

8. Aprenda técnicas de redireccionamiento y distracción. Cuando note señales de agitación, intente desviar la atención hacia una actividad placentera o un tema de conversación agradable. Esto puede prevenir que la situación escale a agresividad.

9. Busque apoyo para usted como cuidador. Cuidar a una persona agresiva puede ser emocionalmente agotador, lo que puede llegar a suponer una auténtica sobrecarga del cuidador. Únase a grupos de apoyo para cuidadores, mantenga contacto con amigos y familiares, y considere la terapia si es necesario.

10. Considere la ayuda profesional si la situación se vuelve inmanejable. No dude en buscar ayuda de profesionales de la salud, como geriatras o psicólogos, si la agresividad persiste o empeora. Podemos ofrecerle estrategias adicionales o considerar intervenciones médicas si es necesario.

Cada situación es única y puede requerir un enfoque personalizado.

La paciencia, la comprensión y la flexibilidad son clave para manejar la agitación en personas mayores. 

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